Por María José Campillo Meseguer.
La ilusión y la esperanza no se ganan con solo pragmatismo. Estamos pidiendo más ambición verde a todas las instituciones y a todos los partidos. No hay tiempo para trampas al solitario o lavados de cara superficiales. Una marca política que se presente como verde y feminista, ha de contar con candidaturas verdes reales. El postureo a corto plazo puede obtener votos volátiles, pero no resuelve los grandes retos de nuestra región y nos deja en manos de la ultraderecha.
Ser valientes y coherentes es la única opción de presente útil para un futuro más justo, tanto en lo social como en lo ambiental. Frenar la pérdida de derechos y de servicios públicos es una emergencia. Necesitamos actuar al lado de las ciencias. Con la verdad de la naturaleza no valen más trucos ni estrategias de guerra. Las leyes del cuidado de la vida mandan. Los hechos y los datos acaban imponiéndose. O cuidamos y nos cuidamos o el abandono de nuestra región seguirá desertificando nuestra enorme fertilidad. No podemos esperar otros cuatro años, las emergencias no esperan, el tren de la vida no para.
Necesitamos reducir tensiones y contaminación de todo tipo, reutilizar energías y un inmenso trabajo social en proyectos de innovación política y económica. La Justicia Social y la Ecológica son dos perspectivas complementarias, ambas imprescindibles. Defender los derechos humanos y los de la naturaleza es actuar por la vida y su valiosa diversidad. Lo rojo, lo verde y lo violeta son colores de la misma solidaridad por un futuro digno y democrático.
Recuperar oficios y saberes vitales, sacar de la despensa común todo aquello que nos devuelve la salud y la autoestima perdidas. No podemos ni debemos desperdiciar más riqueza social y ambiental. Necesitamos todas las manos y todas las experiencias que crean comunidad y buen vivir. Necesitamos una economía y una política justa, amigable, honesta, fácil de entender y de aplicar en la salud, en la educación, en la vivienda, en el empleo…en todo lo que verdaderamente importa.
Necesitamos una traducción en las urnas del coraje y compromiso que hemos demostrado como sociedad con la ILP, con el Soterramiento, con Sara…con lo básico para vivir con equidad y justicia.
Dar la talla no es medirse con otras, es elevarse sobre nuestros pies, tanto como nos sea posible, para ver lejos. Es dirigir la atención de modo concentrado allá donde nuestro objetivo como región ha de apuntar, a un horizonte de todos para todos los seres que vivimos aquí. Es abrazar, mirar, aplaudir , ayudar a quienes nos ayudan y, también, a quienes necesitan nuestro apoyo.
Hemos soñado otra región con derechos para nuestro querido Mar Menor y hemos logrado, contra todo pronóstico, que ese sueño sea Ley. Seguimos vivas y no vamos a dejar de soñar. Hay Alternativa y hay Futuro en esta tierra acogedora y hermosa. Igual que nuestra firma ha sido muy importante para lograr esta meta colectiva, también lo va a ser nuestro voto y nuestro compromiso. Pensemos, eduquemos…actuemos en verde todas juntas, por los derechos de todos los seres, humanos y no humanos y seremos Victoria.